Generalmente las personas piensan que adaptarse a los frenillos es una situación sumamente complicada, y en algunos casos dolorosa, pues ya no tiene por qué ser así. Si bien es cierto que el uso de frenillos te hará desligarte de algunos hábitos que ya tenías, todos esos viejos hábitos pueden superarse con la mentalidad correcta, siempre realizando todo con la mejor actitud y en pro del resultado final: Una sonrisa hermosa.
Una vez que decidas utilizar los frenillos debes estar consciente de que debes dejar los siguientes cuatro hábitos para hacer de tu vida más fácil y menos dolorosa.
Masticar hielo
Para algunas personas, masticar hielo es un hábito increíblemente tentador. Es cierto que lo último de la bebida puede estar entre los cubitos de hielo, pero debes evitar a toda costa masticar hielo en el último sorbo, no sólo por la dureza, sino por la sensibilidad que en ocasiones adquieren los dientes debido a las sustancias que se les aplican.
Entonces, comer hielo puede lastimar desde el nervio de una muela hasta toda la dentadura sensible por el uso de frenillos. Es posible que te sea muy satisfactorio masticar trocitos de hielo, pero puede dañar fácilmente los frenos o peor aún romper los dientes. Lo recomendable es evitar cualquier hielo restante en las bebida, o simplemente esperar a que se derrita por completo.
Masticar artículos que no son alimentos
El hábito de masticar objetos al azar, como bolígrafos, lápices o uñas, es un hábito particularmente problemático. La mayoría de nosotros ni siquiera nos damos cuenta de que estamos masticando hasta que nos detenemos. Es bien sabido que masticar objetos puede dañar los dientes de cualquier persona, por ello las personas con frenillos deben prestar mucho más atención. La masticación puede hacer que tus brackets se astillen, rompan o cambien. Haz tu mejor esfuerzo para masticar solo durante tus comidas o meriendas.
Usar tus dientes para abrir paquetes
Todos en algún momento hemos tenido una bolsa de papas fritas o galletas que simplemente no puede abrirse. A menudo la desesperación nos lleva a apretar los dientes en el plástico y a triturar el paquete.
Esta es una mala idea para todas las personas, sin embargo, las personas con frenillos NUNCA deben recurrir a usar sus dientes para abrir las bolsas. Puede forzar sus dientes y, a su vez los brackets de sus frenos, muchas veces desalineando el tratamiento, lo que resulta en reparaciones y un tiempo de tratamiento potencialmente más largo. Recomendamos altamente el uso de un par de tijeras en su lugar.
El chicle
Si masticar una vez es realmente doloroso, imaginate hacerlo constantemente. La textura chiclosa del dulce se pega y enreda entre los frenillos. Limpiarlos es difícil y algunas veces imposible. Masticar chicle es un hábito tan malo que puede llegar a arruinar absolutamente tu tratamiento de ortodoncia. El chicle puede ser responsable de tener más contratiempos de ortodoncia que cualquier otro alimento. Espera hasta que te quites los frenillos antes de consumir tu chicle favorito nuevamente.